Comentario
La geografía de China, el extenso país de grandes ríos y altas montañas, en el que surgió una de las más antiguas civilizaciones del mundo, ha tenido un importante papel en el nacimiento y desarrollo de sus culturas. Los dos ríos principales, el Huanghe y Changjiang -Yangzi-, dividen el territorio en tres grandes partes, en las que las montañas y cordilleras, las praderas y los desiertos, forman un paisaje grandioso e infinito desde la costa que baña el océano Pacífico hasta la meseta más occidental del continente asiático.
El río Huanghe, de más de 5.000 kilómetros de longitud -el segundo después del Changjiang- y conocido como río Amarillo, nace en la provincia de Qinghai y recorre al este la provincia de Gansu, volviéndose hacia el norte dibujando la forma de un arco de herradura invertida. Después, atraviesa los áridos desiertos de las regiones de Mongolia y de nuevo hacia el sur bordea las provincias de Shanxi y Shaanxi. Finalmente, hacia el este llega al océano atravesando las provincias de Henan y Shandong. El río ha cambiado su curso en muchas ocasiones a lo largo de la historia, lo que junto a su gran profundidad ha dificultado enormemente las tareas de erección de diques en sus orillas. El cambio del curso del río Huanghe ha sido, en ocasiones, de tal envergadura que ha llegado a trasladar su desembocadura desde el norte hasta el sur de la península de Shandong -una extensión de aproximadamente 150.000 kilómetros cuadrados- provocando la pérdida de gran cantidad de vidas humanas.
Sin embargo, muchos lugares o centros históricos de cierta importancia han podido ser localizados en el valle de este río, tales como Anyang, capital de la dinastía Shang (siglos XVIII-XII a.C.), y Luoyang, capital de Han del Este (siglos I-III) y de la dinastía Tang (siglos X-VII), los dos períodos más importantes en el desarrollo cultural del país.
El río Changjiang -Yangzí-, el más largo de China y uno de los más largos de la Tierra junto al Nilo o el Amazonas, es una arteria comercial inmejorable de navegación. Nace en la provincia de Qinghai, igual que el Huanghe, y fluye hacia el mar de China al norte de Shanghai, pasando por Tíbet y las provincias de Yunnan, Sichuan, Hubei, Jiangsu, etc., siendo moderado su curso por dos grandes lagos.
El río Changjiang, más conocido como río Azul, fue mencionado por primera vez en la historia china en el período de los Reinos Combatientes (siglos V-III a. C.), durante la dinastía Zhou, la más prolongada de todas. Las dos ciudades situadas en la orilla sur del río sirvieron como capitales de las dinastías posteriores. Hangzhou lo fue durante la dinastía Sung Tardío (siglos XII-XIII), y Nanjing en la de Ming (siglos XIV-XV).
El Changjiang tuvo un papel estratégico importante, ya que su control otorgaba a su poseedor la supremacía sobre sus enemigos.
Otra característica de la geografía china que condicionaba y dificultaba grandemente la comunicación con el exterior consiste en sus montañas y cordilleras. Evidentemente las grandes cadenas montañosas que se encuentran al oeste de su territorio, las Altai, Kunlun, Tianshan, Karakorum, Himalaya, Quinling, etc., obstaculizaban las comunicaciones con el resto del mundo durante los siglos anteriores y posteriores al inicio de nuestra era. Y ello, a pesar de que han existido contactos viarios entre regiones aisladas entre sí por condiciones geográficas de grandes contrastes. Las rutas de la Seda, ya bien trazadas en varias ramificaciones y vertientes en los siglos I-II d.C., fueron las únicas vías posibles de contacto e intercambio entre China y el Occidente, el Imperio Romano en estos momentos.
China es fundamentalmente un país agrícola, muy condicionado, por tanto, por las variaciones que experimenta su clima. En la parte oeste se alza el desierto alto, helado e inhóspito del macizo de Tíbet, en el que únicamente los habitantes nómadas pueden soportar la hostil naturaleza de igual forma que en la estepa de Mongolia. Debido a ello, raramente había estado en contacto con las corrientes principales de la civilización china, florecidas en la parte este, a lo largo de las cuencas de los ríos. Sin embargo, aun siendo la llanura de Manchuria de parecidas condiciones inhóspitas, se ha desarrollado en ella la agricultura, a pesar de que son pocos los meses del año en que la tierra no permanece congelada.
La diversidad del clima debida a la influencia de los monzones, producidos por la diferencia térmica entre el océano y el continente, explica la gran variedad de temperatura existente aún en una misma área del centro, tanto en las cuencas de los ríos como junto a las montañas. Especialmente en las gigantescas cordilleras, como en las existentes en la parte sur del Himalaya, la temperatura y el paisaje registran rápidos cambios debido al aumento de la altitud.
De este modo, las características geográficas naturales ofrecen en este vasto territorio una gran variedad de recursos naturales. El trigo, el arroz, el maíz, el mijo, el sorgo y la soja, junto al algodón, el cáñamo y las plantas de azúcar, son los principales productos de las inmensas y fértiles llanuras. Los cereales, el té, la cera y las plantas medicinales provienen de las zonas montañosas, y en las praderas del oeste -Mongolia interior, Qinghai y Tíbet- se desarrolla el ganado bovino y lanar, caballar y de camellos, etc. Los bosques del nordeste y suroeste proporcionan, por su parte, árboles madereros. El territorio chino ofrece también una abundante reserva de minerales que explicaría el desarrollo avanzado de las vasijas o los objetos de bronce en las dinastías Shang y Zhou, situadas ambas antes del nacimiento de Cristo.
Entre los productos agrícolas de China sobresale una clase de seda salvaje, natural, cuya producción se basa en el árbol de roble y no en la morera, en las montañas áridas de Shandong, donde también se desarrollan los cultivos de cereales. Es en el suroeste donde se encuentra la tierra más fértil, que permite el desarrollo de muchas clases de cultivos como el del trigo, las alubias, el algodón, el cáñamo y el mijo, entre los principales. Igualmente en las provincias de Shanxi, Shaanxi y Gansu, con tierras de extraordinaria riqueza, se cultivan cereales en abundancia, precisamente por la fertilidad del suelo, aunque la lluvia es escasa. Es aquí donde floreció el principal foco agrícola de la China legendaria.
También cabe resaltar la gran importancia del cultivo del arroz en los valles del río Changjiang, al este. Es el centro de la producción arrocera basada en una red de canales y ríos, igual que en las provincias de Shandong y Henan, aunque en estas provincias se desarrollase más la pesca y la industria maderera. En algunas provincias, como en la de Sichuan, es posible realizar hasta tres cosechas por año debido a su magnífico clima. Ello hace que sean éstas las más pobladas y fructíferas, con los cultivos, sobre todo, de arroz, algodón, caña de azúcar, naranjas y tabaco. La extensión de las redes fluviales naturales y su importante potencial hidráulico condicionan desde los albores de la historia china la construcción de canales y diques. Ello fomentó el desarrollo de la ingeniería, que alcanzaría su primera etapa de esplendor durante la dinastía Qin, con el emperador Qinshi Huangdi.